miércoles, 11 de diciembre de 2013

Capítulo 3. (Parte 1)

 Un blanco y cegador resplandor procedente del libro absorbió a los amigos, haciendo que estos se cubrieran los ojos con sus respectivos antebrazos.
 Tras un breve tambaleo, Laura notó como caía al vacío, hasta que sus pies fueron atraídos por una especie de nube. Aturdida y mareada, se dejó caer sobre aquella blanca y mullida superficie.
 Después de que se le pasasen las náuseas, recordó a su viejo amigo Texnano. Se levantó rápidamente y con agilidad, pero al intentar echar a correr, notó como aquella superficie sobre la que se encontraba, atrapaba sus pies, haciendo que se hundiera poco a poco.
 -¡Socorro!- Gritó la chica, pero nada ni nadie le hizo caso.
 Se encontraba sola, se había perdido. Y lo peor, es que estaba prácticamente muerta sin la ayuda de Texnano.

 Texnano cayó sobre un suelo arenoso, duro y frío. Con esfuerzo, consiguió levantarse. Tras un suspiro dio cinco pequeños pasos hacia un pequeño saliente, comunicado con una especie de precipicio, y al asomarse descubrió una pequeña mancha que se hundía sobre una blanca y cercana nube. 
 Al principio, pensó que se trataba de un pájaro, principalmente, por como movía sus extremidades superiores; pero al agudizar un poco la vista se dio cuenta, de que se trataba de su amiga.
 -¡Socorro! ¡Texnano!- Gritaba ella, con un tono de voz desesperado y pavorido. 
 -¡Laura! ¡Aquí!
 La chica miró hacia él y suspiró aliviada. Pero por sorpresa, la nube volvió a tirar de ella, lo que hizo que de nuevo sintiera el pánico recorrer su menudo cuerpo.
 Nervioso, Texnano trepó uno de los pocos árboles hallados en aquel lugar, el cual era pequeño pero con una copa ancha y mullida de verdes hojas. Arrancó una rama de la parte más alta de aquella planta, y después de bajar de allí de un salto, trató de llegar con ese trozo de madera a las manos de su amiga Laura.
 Tras un gran esfuerzo, en el que la nube también se movió, la chica alcanzó el extremo de la rama que le tendía su amigo. Este, tiró fuertemente de ella, y poco a poco, Laura liberó sus pies de aquella masa absorbente. Posó sus manos sobre el saliente, al lado de los pies de Texnano, y tras un breve esfuerzo más, quedó sentada con los pies colgando sobre aquel acantilado.
 Él abrazó a su amiga, la cual le devolvió el gesto.

 Después de reponer energías, ambos decidieron observar aquel lugar en el que se encontraban: estaban sentados bajo la sombra de dos árboles, y apoyados en sus troncos, los cuales parecían viejos y secos, aunque aún conservaban hojas que proporcionaban una refrescante y confortable sombra, que les protegía de la luz de uno de los tres cegadores soles situados alrededor de aquel mundo; pocos vegetales podían observarse en aquel paraje, de suelo arenoso, duro y frío; las nubes (en las que anteriormente se había quedado atrapada Laura), se situaban bajo sus pies, casi al lado del saliente, y cambiaban de color, (blanco, rojo, verde, azul, morado gris y de nuevo blanco); el cielo tenía un color anaranjado, parecido al que se produce en la Tierra al amanecer; bajo las nubes se encontraba una especie de lago de aguas cristalinas, rodeado de rocas y pequeños helechos con unas diminutas florecillas amarillentas, y más allá, hasta donde la vista les alcanzaba en el horizonte, situado al pie de una enorme montaña y atravesado por un camino de color añil, se encontraba una especie de poblado de diminutas y pintorescas casas.
  Oyeron unos pasos y sorprendidos se giraron. Se quedaron atónitos al descubrir tras ellos una figura alta, delgada y encapuchada tras ellos.
 ¿Quién sería?

jueves, 5 de diciembre de 2013

Capítulo 2.

 Laura dejó caer la nota sobre la caja vacía.
 Confusa, decidió volver a sentarse en la butaca donde había comenzado esa especie de aventura. Volvió a la página 7 y leyó las primeras palabras: "Un pequeño llanto, un gran sufrimiento; una gran sonrisa, suele ser mentira". Definitivamente, no las entendía. Siguiendo las instrucciones de su madre, repasó una y otra vez esa frase, sin avanzar el libro.
 En una especie de ventanuco que daba a la calle, situado en la parte superior de una de las paredes, Laura pudo ver como anochecía y tuvo que volver al piso de arriba, debido al horrible frío que había empezado a hacer en aquella habitación y a que sus tripas le rugían de hambre.
 Más asustada que cuando se quedó sola al principio del día, subió sigilosamente las escaleras que conducían al pasillo de la planta principal. Se dirigió a la cocina para comer algo, y cuando estaba apunto de llevarse un trozo de deliciosa galleta a la boca, el libro de su madre cayó desde la mesa donde lo había dejado.
 Preocupada, se agachó a cogerlo y fue entonces cuando notó una especie de descarga eléctrica al tocarlo.  ¿Qué estaba pasando? ¿Había empezado ya la aventura que le advertió su madre? ¿O eran imaginaciones suyas producidas por el cansancio y el agotamiento de aquella tarde de llantos y recuerdos? No sabía ni cómo ni por qué, pero en vez de intentar rozarlo si quiera de nuevo, sus piernas la mandaron al mueble que se encontraba en el recibidor.
 "Pero, ¿qué me está pasando? Si yo no quiero ir hacia allí. ¡Piernas, hacedme caso!"-Pensaba, asustada. Sin embargo, no obtuvo el resultado deseado. Sus piernas no cesaron de andar hasta llegar a la estrecha y sosa entrada. Laura, confusa e intranquila, alargó una de sus manos para agarrar un viejo y oxidado marco, que nunca antes había visto. Giró el objeto y mientras palidecía, pudo observar como una foto de su madre, su hermana y ella cobraba vida, literalmente. Aquella foto tenía movimiento: Laura estornudaba, Raquel se reía y su madre les echaba una reprimenda por no mirar al fotógrafo.
 Los movimientos se repetían una y otra vez, haciendo que Laura mirase cualquier pequeño detalle de la imagen, hasta que notó como una mancha rosa se movía por la esquina inferior izquierda, haciendo que la chica se sintiera paranoica.
 Se giró sobresaltada al oír un ruido, proveniente de la estantería de libros que habías tras de sí.
 Sorprendida, fijó su vista en una especie de monstruito que estaba sentado en la parte superior del mueble. Este, bajó de un salto. Le llegaba por las rodillas a la chica; tenía el pelo rosa fosforescente, cardado y largo en la cabeza pero corto y rizado en sus extremidades; eran tres los ojos que había sobre su cara, pequeños, saltones y cada uno de un color; las manos poseían 4 dedos, al igual que los pies, y su vestimenta únicamente constaba de una especie de túnica, hecha con papel de plata.
 Tras salir del estado de shock causado por aquel pequeño ser, Laura logró articular algunas palabras:
 -¿Quién eres tú?- Dijo de manera precipitada.
 -Soy Texnano. ¿Ya no te acuerdas de mí?
 Aquellas palabras hicieron que Laura sufriera un flashback. recordando así que ese extraño personaje había vivido con ella, su madre y su hermana durante 5 años, y que la mancha rosa de la foto era él, su mejor amigo hasta que empezó el instituto.
 -Ahora empiezo a acordarme. Pero, ¿qué haces aquí?- Preguntó curiosa y con una lágrima recorriendo su mejilla mientras recordaba aquellos maravillosos años.
 -Te he visto coger el libr. Vengo a ayudarte a que finalices tu aventura acabando viva.- Respondió Texnano.
 -Me parece bien, y supongo que me vendrá bien tu ayuda, ya que no se ni por dónde empezar... Un momento, ¿cómo que me has visto?
 -Aunque tú no lo supieras, tu madre me obligó a quedarme en ese desván a vivir, única y exclusivamente para que tú no tocaras el libro antes de tiempo. Por lo que llevo allí desde que cogí las maletas y me "fui".
 Laura supo entonces porqué se sentía tan protegida cuando iba a aquel trastero: Texnano siempre le había proporcionado seguridad y confianza de manera psicológica, ya que cuando su madre quedó ciega tras leer el libro, este ayudó a la chica a superar ese duro momento de su vida.
 Texnano, cruzó dos de sus dedos de la mano izquierda y los puso sobre la fría nariz de Laura. Aquel gesto significaba para ellos "estaré siempre a tu lado".
 Tras darle a su viejo amigo un vaso de agua (lo único de lo que se alimentaba Texnano), Laura lo escuchó atentamente.
 -Muy bien, esto es lo que vamos a hacer. Yo voy a ayudarte hasta el final de la aventura. Allá a dónde vamos es un lugar extraño y peligroso, pero si sigues mis órdenes y consejos todo resultará mucho más fácil.- Laura asintió como señal de seguimiento-. Mañana por la mañana iremos al desván y tú pronunciarás el texto que haya en la portadadel libro en voz alta. Debes saber que ese no es el título de la aventura, si no el reino en el que nos adentraremos.
 El sonido del reloj de cuco que había colgado en el salón interrumpió a Texnano. Las agujas marcaban las doce, medianoche.
 -Bueno, será mejor que ahora durmamos. Mañana hay que estar descansados.

 Al día siguiente, tras un gran desayuno para Laura y unos cinco vasos de agua para Texnano, metieron en una vieja mochila las provisiones y los utensilios que necesitarían: mucha agua, comida, navajas, sogas, un pequeño botiquín, un viejo cuaderno y un lápiz. Estos dos últimos objetos los añadió él, pero la chica no se imaginaba para que los necesitarían.
 Fueron al viejo trastero y una vez allí, Laura apoyó el libro en una de las manos de Texnano, con su extremidad superior izquierda cogió la mano que le quedaba libre a su amigo y con la otra leyó el título de la portada.
 -Caiker.

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Helloses :3 bueno, que la menda se pasa por aquí para decir que esto SE VA A CONVERTIR EN UNA NOVELA. Problemas míos mentales, vamos. Pues eso, que muchas gracias por leer, que quiero mínimo 3 comentarios para subir el siguiente cpi y que si has leído hasta aquí te debo un Texnano jiji.
Besooooooos

viernes, 29 de noviembre de 2013

Capítulo 1.

Laura era una adolescente, de 16 años. Tenía el pelo negro como el carbón, los ojos azul turquesa y una estatura media. Vivía con su hermana, de 18 años de edad. Su cabello era castaño y sus ojos color miel. Esta, se llamaba Raquel.
Cierto día, Raquel tuvo que ir de viaje a Londres por el trabajo, y dejó a Laura al cargo de la casa durante una semana, lo que tardaría en regresar.
Genial, ahora estaría sola. Lo que menos le gustaba. Cuando se quedaba sola le temía a todo, absolutamente a todo. Desde una araña hasta una pequeña sombra producida por su propio cuerpo, le producía un miedo inimaginable.
Tras comer un poco de la deliciosa lasaña que había preparado su hermana, decidió bajar al desván, el único sitio de la casa donde no sentía terror cuando se quedaba sola, el único sitio donde parecía estar ago más protegida.
Llegó a la profunda oscuridad de aquella habitación y pulsó un viejo botón con la finalidad de alumbrar el lugar y omitir el adjetivo "oscuro" de aquel trastero. 
Después de encender un antiguo reproductor y poner el disco Abbey Road, de The Beatles, se sentó en una vieja butaca algo rota y cogió el libro que estaba leyendo: Harry Potter y el prisionero de Azkaban. Su favorito de la saga, uno de los mejores libros que había leído.
Estuvo unas dos horas leyendo, hasta que su cansada vista no pudo más y tuvo que cesar la lectura, ya que se le juntaban las letras. No sabía que hacer, así que decidió rebuscar entre las cajas de cartón, por si encontraba algo interesante en su interior.
Estaba apunto de darse por vencida, pero algo en la última caja que había abierto la echó para atrás. Sacó el resto del contenido, dejando dentro solamente un libro. Pero no era un libro cualquiera, era un libro en código braille, para invidentes. Un libro que había pertenecido a su madre antes de morir en aquel trágico accidente ferroviario.
Cogió con su temblorosa mano izquierda el objeto mientras una lágrima recorría su mejilla y montones de recuerdos de la mujer que mas quería, aquella que le enseñó que no hace falta ver a alguien para amarlo, se reproducían en su mente.
Abrió con miedo el libro y en la página 7, comenzó a leer comos su madre le había enseñado cuando era pequeña; empezó a leer con el tacto y los ojos cerrados, pronunciando para sí misma las palabras escritas. Decían así: "Un pequeño llanto, un gran sufrimiento; una gran sonrisa, suele ser mentira."
Fue entonces cuando Laura descubrió que era el libro que su madre le había prohibido leer, por lo menos hasta que no estuviese "preparada". Pero la chica nunca había descubierto a que se refería con "preparada", por lo que aún pensaba que no lo estaba. Mo obstante, decidió pasar rápido las hojas, por si encontraba alguna pista. Llegó a la página final, y allí encontró una especie de nota escrita a mano:

                     "Querida hija,
Supongo que tu curiosidad te estará haciendo leer esta carta, y te preguntarás 
para qué sirve. Nunca te dejé leer este libro por una razón: es el libro que me 
dejó ciega.
Y si estoy escribiendo esto es gracias a ti y a tu insistencia porque volviera a 
coger un lápiz durante el tiempo que duró mi ceguera.
Pero vayamos al grano; con el preparada, me refería al día en que yo ya no 
estuviera, cuando yo estuviese muerta.
Ahora que has empezado a leer este libro, no podrás parar hasta llegar al final. Y
no precisamente porque te deje la intriga que suelen provocar los libros normales,
si no porque te adentrarás en un mundo completamente diferente, en una aventura de la que 
solo puedes salir de dos maneras: viva o muerta, y en el mejor caso de la segunda como
yo, con alguna anomalía. Solo puedo decirte que tengas cuidado y que no 
sigas leyendo hasta que entiendas la primera frase del libro. 
Te quiere: tu madre"